21/9/07

Un melodrama (o casi) / María Efstaciadi



Título:
Un melodrama (o casi) (Σχεδόν Μελό)
Autora:
María Efstaciadi (Μαρία Ευσταθιάδη)
Traductoras:
María Enguix & Eva Ruiz Molina
Editorial y año:
Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2005 (octubre)
ISBN: 978-84-96327-19-1



Palabras de la contracubierta

De Un melodrama (o casi), la crítica griega ha dicho: «Efstaciadi, experta en el arte de la subversión y el autosarcasmo, acierta a mantener la distancia necesaria en sus descripciones: muestra sin contemplaciones la crueldad de la realidad y profundiza en la transgresión del modelo imperante que existe en las relaciones y en los patrones sociales y televisivos de belleza y salud... Una obra incisiva, dura, actual e intensa que trae a la memoria algunas películas de Almodóvar». (Critikí, 2003).


Primeras líneas...

HACÍA DOS AÑOS que A. trabajaba con nosotros. Era su tercer empleo. Antes había trabajado en una empresa de publicidad, que había hecho recortes de personal cuando la absorbió otra empresa más grande. Por aquel entonces aún vivía con Nicos, aunque no les iba demasiado bien, se separaron hace un año. Llegó a Grecia con dieciocho años —había nacido en uno de esos países africanos que han logrado la independencia hace relativamente poco—, de padre griego y madre rusa, y tuvo la suerte de encontrar trabajo enseguida en un taller de joyería en el centro. Se le daba muy bien, le gustaba mucho, pero según nos dijo, algo pasó con el hijo del jefe, algún lío, y se fue. Se fue ella, no la echaron. Mientras tanto, sus padres y su hermano, dos años mayor que A., se habían ido a vivir a una isla. Con el dinero que habían conseguido ahorrar antes de que los echaran del país y con las subvenciones que en aquella época concedía el estado griego, crearon una pequeña piscifactoría que les iba bastante bien. A. no se habría ido con ellos por nada del mundo. No estuvo mucho tiempo sin trabajo, de nuevo brilló su estrella, comenzó a trabajar con nosotros, la contrataron porque hablaba idiomas, el francés y el ruso bastante bien, y el inglés más o menos como nosotros. Era una chica muy desenvuelta, había vivido en el extranjero y había conocido a gente de todas partes, aunque en un país lleno de gente sin civilizar, donde los nuestros sin embargo se relacionaban con blancos principalmente. No lo hacía nada mal, organizaba buenos paquetes, con imaginación, hacía combinaciones inteligentes, encontraba soluciones baratas para quienes no tenían medios, porque ya nos hemos vuelto como los europeos, que todo el año ahorran para pasar cuatro semanas —seguidas o repartidas (y así poder esquiar en invierno)— en hoteles para grupos cerca de alguna playa. Cada vez hay más demanda de destinos exóticos.

(...)


Han hablado sobre el libro...

J. Martín-Arroyo

Natividad Gálvez

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